Aquel
verano pasado con el sol radiante en la casa de campo de mis padres solíamos
jugar pelota con mis hermanos, mis primos se zambuían en el agua de la piscina,
mi madre escuchaba la sintonía radial, mi padre leía su periódico sentado junto
a los arboles de granada de hojas colores amarillentos, escuchaba los
pajarillos cantar; cuando el viento empezaba a soplar como un vendaval. Y pues
el teléfono empezó a timbrar y dar un zumbido, fue mi madre quien receptó la
llamada de mi tío Daniel que estaba en la ciudad de Barranca que le invitaba a
formar parte de la travesía turística rumbo a la hermosa ciudad de Cajamarca.
Fue
aquella misma tarde, mi madre lo pensó por varios minutos, y fui yo que insistí
para viajar, no quedó duda que no estaba en nuestros planes, sin embargo,
tomamos el carro que estaba de salida. El ocaso del sol en medio de árboles
gigantes que sombreaban en los cañaverales reflejaba que era el inicio de mis
aventuras viajeras. Eran las 6 de la tarde, estábamos reunidos con mis primos,
primas, tíos, tías, mi hermana y mi madre.
La
movilidad que nos conducía hizo un stop en Chimbote donde nos apetecía comida
oriental, mis primos Saúl, Megu y Milagros estaban bien felices y entusiasmado
frente al mar del malecón de Chimbote, una fotografía era especial, nuestro
recorrido seguía pasábamos por la ciudad de la eterna primavera, había aquel
accidente automovilístico en la carretera, en los rostros se reflejaba
preocupación y nerviosismo.
El
conductor nos delito con músicas alegre, eran 13 horas de viaje y todo estaba
en tinieblas, montañas y carreteras con peligrosidad, en ese momento no sabía
donde estaba ubicado, noté gotas del cielo caer, no podía cerrar los ojos
después de la noche pernoctar. Curva y más curvas que creía que nunca
iban acabar la carretera abismal, me encontraba exhausto tanta vuelta de la
movilidad, de lejos se veía un pueblo al que llegaríamos a Cajamarca.
Nos
fuimos a descansar en aquel alojamiento que mis tíos nos tenían para nosotros,
descansamos unas pocas horas; fue ahí que mi prima Megu yo fuimos a una
jugueria, muy cercano a la plaza, lindo lugar con un jardín maravilloso,
degustamos de un jugo y un sándwich.
Al
amanecer era muy encantador, percibir esa melodía tan contagiante que provenía
desde el mercado central, con la conocida canción del indio Mayta “La Matarina”
característico de Cajamarca que anunciaba la bienvenida de los
carnavales.
Salí
a conocer un poco la ciudad, mientras mi familia que nos acompañaba
descansaban, y es que a estas horas de la mañana existe muy pocas personas y se
facilita mucho fotografiar la mayoría de la plaza de armas que
aún conserva características de arquitectura colonial y republicana.
Respirar
con un cielo perfecto, salí a fotear con mi cámara fotográfica fue aquella
vez una damisela tan hermosa de ojos verdes claros con esencia esmeralda,
se encontraba en un jardín lleno de flores muy coloridas; me
hipnoticé con su belleza y su delicadeza, cuando deleitaba una melodía de
trova con su guitarra clásica y vaya que era sensacional.
Conversábamos
de arte, música, cultura y mucho más; que nos conectaba a un mundo viajero y
aventurero. La movilidad pasó por donde me encontrarían, fue tan fugaz el
momento que de grabó en mi mente el nombre de “Raquel”. Mi tío Daniel echó un
silbido y yo tenía que apresurarme para continuar nuestra travesía.
En
el trayecto que nos dirigía a Por con, nuestra primera impresión eran los
enormes murales de textos bíblicos. Venados, leones, loros, leopardos, zorros
eran algunos de los animales que escondía este alucinante zoológico que está
situado en medio de árboles que pareciera que estuviese en los alpes suizos,
los pinos plantados llevan a un gran nivel de desarrollo que debería ser
ejemplos para otras regiones del país.
Ver
casas de maderas pareciera cabañas y respirar el aire fresco, recostado en
árbol gigante escuchado una canción al estilo de “string karma” era
rehabilitador para mi vida, sentir la emoción que brotaba mis ojos, recorriendo
mi rostro, caer cada gota de lágrimas en la pradera de la granja del zoológico,
una sensación del cielo gris en un paisaje tan pintoresco y bello.
hicimos
una parada a comprar yogurt, queso, mantequilla, rosquitas, manjar natural de
Porcón. Luego nos fuimos almorzar en el restaurant de este lugar, o en esta
oportunidad yo no comí, pero veía como saboreaban la sopa que comúnmente lo
llaman “Patasca”.
Bajamos
un rato a jugar tenis en el polideportivo elegante, un grupo de cajamarquinos
amables me llamaron para jugar pelota en el gras sintético, fueron 10 minutos
de juego carecía de oxígeno, fue que tomé un descanso y me fui a divisar a un
conjunto jóvenes apasionados del deporte extremo “skate park” era alucinante y
muy entretenido.
La
próxima estación era “Los baños del inka” sentía un clima tan frio y húmedo,
imaginarse como las criaturas se bañaban en la piscina exclusivamente para
ellos.
Preferí
solo hacer mis tomas fotográficas disfrutando del paseo, cuando de pronto se
escuchó un trueno fuerte que provenía de lo alto, me sorprendí, señal que los
paraguas tenían que darle uso ya que caían gotas lluvias, pero al rato se calmó
y volvió a repetirse; algunos de los visitantes escuchaban decir que este clima
es traicionero en el sentido literal. En la noche recorrimos la ciudad, balcones
por todos lados, su plaza de armas, la iglesia ni que decir simplemente bella.
Hay
muchos lugares en Cajamarca que no llegué a visitar, por falta de tiempo y es
que en Cajamarca es el destino turístico segundo más atractivo para mí, después
de Cusco, algún día pues dije, si es de regresar algunos de los lugares ya
visitados; ¡Cajamarca! sería el primero.
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