Despegamos del avión 3.30 de la tarde de
aquel diciembre del pasado año, en el trayecto conocí amigos de Cajamarca,
Chimbote y Lima que abordaban a un congreso de Derecho Penal; pisamos suelo
cusqueño saludábamos a las personas que nos rodeaban sin conocerlos, un amigo
asintió y no dejaba de reír y lo cuan emocionado e impactado con un clima
estremecedor, subimos las maletas al auto que conducía al hotel muy cerca a la
plazuela del centro histórico de Cusco. Nos atendieron muy bien desde que
llegamos; nos recibieron con un tecito de coca y tuvimos que esperar que
desocuparan la habitación para entrar, dormimos mucho rato en los cómodos
sofás, con el único detalle de la mágica vista de un antiguo balcón.
Salíamos a pasear por el centro de la
ciudad con Manuel, Cristian y Josué, platicamos sobre la travesía de
los días que nos quedaríamos a pasarlo increíblemente, fue en ese lugar ellas
que se tomaban selfies fotográficos Lif, Joselyn y Katherine, estaban sentado
en medio de la plazuela con un ambiente escalofriante, todos andaban
con bufandas y chalinas y chullos. Manuel, carismático divertido y tan cordial
se presentó ante las chicas, hacer una amistad y les invitó a tomar un café o
agüita de mate de coca y nosotros fuimos invitados también, estudian Derecho en
la Universidad Villareal de Lima, nos dijeron. Fue tan deleitoso el dialogo,
decidimos acompañar salir a la discoteca “Mama África”, con un ambiente lleno
de luces multicolores, muy acogedor y divertido, pasábamos la noche, la cual
nunca quisiera olvidar; esa misma noche Joselyn estaba de onomástico; aquella
noche nos pusimos de acuerdo para hacer el tours juntos. Al día siguiente
recorrimos Qoricancha, Puca Pucara, con Pisac y
Sacsayhuaman con un guía turístico muy jovial que se hacía llamar “pumitas”.
Por la tarde del día
siguiente salimos a cotizar nuestro viaje a Machu Picchu, con mis
amigas de Pucallpa Mariel, Juleisy, Tamara y Juliana, habían muchas ofertas;
pero optamos una vez más por el City Tours.
Me levante muy temprano, aquel día del
amanecer cuando empezaban a descender gotas de lluvias,
transitaba por las calles del centro histórico; jalando mi maletín y
la sombrilla en mano sobre mí; estaba insaciable, un morador de la
zona, me sirvió agua de mate o coca muy caliente con pan
cusqueño a un precio confortable, pues me hizo bien, como es de costumbre, me
deleitaba puestos en mis oídos los audífonos con canción que me hicieran
identificar con esta bendita tierra; cruzaba las calles para llegar a la plaza
San Francisco donde estaba estacionado el Bus del City tours, saludé
emocionado a mis amigas de Pucallpa nos quedó a emprender un nuevo tours, nos
dirigíamos al valle sagrado, Pisaq fue ahí que grabamos un video de
corta duración, compré detalles que puedan adornar mi habitación, una reliquilla
siempre es bueno para recordarlo.
Era hora de almorzar la empresa del
tours, nos llevó a un Restaurant Turísco degustamos del rico “cuy chactado”
para una de mis amigas confundía, “cuy chancau” Todos
sonrientes acompañado de una bebida tradicional Cerveza Cusqueña.
El Sol iba cayendo en plena luz del día,
y es que en Ollantaytambo el atardecer es fugaz; lo más anecdótico encontrarse
en una situación errónea, porque todos compraron el pasaje del tren que
conducía a Aguas Calientes para aquel día, excepto yo, me sentía algo incómodo
y fastidiado pero vimos la manera de poder encontrar una salida al problema ya
era de noche me tocó partir primero.
Aguas Calientes sería el próximo
destino, el tren estaba lleno de viajeros, niños, mochileros y promociones de
colegios. Permanecía sentado cabizbajo melancólico al recordar a mi
familia lo tan lejos que pudiera estar y aquellos malos amigos, lo cruel que
pueden ser, es indeseable e repudiable pensar esto, en ese lugar.
Sonaba fuertemente la bocina del tren,
al llegar una estación donde se paralizó por breves momentos, fue
ahí que con el sigilo conocí amigos de Lima, ya muy adultos; compartíamos
experiencias y vivencias, coincidíamos en nuestra filosofía de vida, fue
aquella señora adventista que me recomendó ir al lugar donde se hospedarían.
Sonó otra vez la bocina, señal que habíamos llegado a este pueblo que pareciera
sacado de una escena de película, me sentía un cosmopolita, esperaba el
siguiente tren que vendría a las 10 de la noche, Mariel y sus amigas
llegaron al rato, fue así que fuimos al lugar del alojamiento. Debo confesar
que había ocasiones que nos ponían en aprietos a las circunstancias, experiencias
que algún día debería de revelar también.
Ya teníamos que levantarnos a las 6 de
la mañana para emprender nuestra travesía a Machu Picchu, sentía el sol
radiante al fin podía estar con mi polera y una gorra. El bus que nos
trasladaba a Macchu Picchu fue alucinante ver por la parabrisas, lo rodeado que
estaba de naturaleza, faltaba muy poco para llegar al monte más alto, me
encontraba muy fatigado, ingiriendo mis vitaminas, ya no me sentía bien, la
altura es muy aterrador para mi salud.
Al cielo quise gritar ¡Machu Picchu! Las
fotografías eran infaltable para el recuerdo, escuchaba idiomas de todas
lenguas, nos pusimos a grabar otra vez, Tamara era nuestra guía turística,
video por la cual dejaré en enlace para visualizarlo.
Conocí muy buenos amigos en este último
día de jarana, con David, José, Estefany y Karolay en el club
nocturno “El Muki”, brindamos por nuestra amistad que nos une esta historia.
No existen palabras para decir lo
maravilloso que han hecho esta experiencia, cada lugar, cada ruina, cada
piedra, cada flor, cada planta y esos cuatro días compartidos estarán siempre
en mi memoria
¡Todas las experiencias en Cusco son
inolvidables!
Realmente Cusco es fenomenal.
VIDEOS:
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Uno nunca sabe las buenas amistades que se dan en los viajes. :) Cusco, un mágico lugar!
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