MIS HISTORIAS VIAJERAS

sábado, 7 de mayo de 2016

HUÁNUCO Y SU CIELO AZULADO



Un grupo de universitarios donde yo estudiaba en aquel tiempo, nos concentraríamos en el terminal de estaciones de buses, optamos por la Empresa de “León de Huánuco” ante ello no compramos los pasajes con anticipación, teníamos suerte porque había pocos asientos disponibles, ya era casi de noche, en grupo de amigos nos poníamos a conversar, las chacotas y palomilladas eran de nunca acabar.

Cuando pasaba por “Tiqulio” mi cabeza sentía que quería explosionar, por momentos se desvanecía mi cerebro, fueron 30 minutos en estado que sentía desfallecer. En el trayecto del viaje me puse los audífonos en mis oídos escuchando esa hermosa melodía de Víctor Manuel de Otuzco, “heridas del corazón” vaya que me quedé privado de sueño.

Con un clima fresco y un día cálido con una flora bastante bella, nos dio la bienvenida la sierra de Huánuco. Nos dirigíamos a un restaurant muy cercano, desayunamos jugo surtido, pan con queso algo ligero para continuar con el respectivo itinerario. Con las maletas puesta en la vereda nos subimos en un taxi que nos dirigía al hotel.

Nadie de mis amigos, quería salir a pasear, estábamos hospedado en “Amarilis”, en un hotel cercano la universidad nacional Hermilio Valdizán, bajé por las escaleras del hotel donde estábamos instalados, tomé el primer taxi sin conocer a donde me dirigía, con un maletín pequeño, que colgaba mis hombros llevaba una cámara fotográfica como es de costumbre. Aun no llegaba al centro de Huánuco, No sabía dónde bajaría, cuál vaya a ser mi próximo destino; pasé por un puente con un atractivo estilo colonial donde pasaba bajo un río con agua turbia; llegamos me dijo el conductor mientras estacionaba el auto.

Estuve sentado en los banquillos que rodeaban la escultural pileta, que chispeaba agua cristalina de la fuente de la plazuela y vi aquella señorita que tenía una cámara en su mano haciendo lo mismo que hacia yo, se sentó; me acerqué a saludarle, me llamo Jorab le dije, con un poco de tenebrosidad charlábamos todo lo que había sido mi recorrido de haber llegado a este hermoso lugar de cielo azulado.

Hay algo que me quedó en mente esa frase que mencionó Angela “Disfrutemos de las aventuras, que esto algún día será ayer” generalmente los viajeros hablamos las cosas buenas que nos pasan, pero no hablamos las malas y es que en cada ruta y no sabíamos lo que tenía que pasar, teníamos que estar preparados para que nos pase lo inesperado.
Pero cuando llega alguien y se apodera de tu mente, no podrás escapar fácilmente, hasta que esa persona, decida soltarse.

Fue Angela que decidió hacer este pequeño recorrido junto a los árboles inmensos junto al rio; veía monumentos sobre leones, esto es en honor a los fundadores de Huánuco que apellidaban León, ella tuvo que irse, me despedí sonrientemente, me quedé encantado con su dejo huanuqueño, pues seguí mi recorrido escuchando la canción de si te marchas de Max Castro, repetía una y otra vez.

“Cuando uno viaja sólo, nunca esta sólo porque en el camino siempre encuentras gente muy buena y eso fue preciso que me pasó la tarde de 28 de octubre”

La cámara estaba en modo auto disparador, buscaba el ángulo perfecto para tomarme foto ya que no había nadie que me fotografiase, por ratos era un “forever alone” como un niño perdido haciendo locuras por las calles, cantando en voz alta, vaya que era fabuloso. En una calle bien angosta se ubicaba el museo de Huánuco, estaba tan ansioso por ingresar, me di con la sorpresa que no había horario de atención disponible.

Regresé al hotel, salimos almorzar en un restaurant, con mis compañeros de la universidad Flavio, Betty, Jean e Iván; degustamos los ricos tacacho con cecina, truchas, de bebida aguagina. En la concentración que tuvimos en la mesa les comenté como era Huánuco en el turismo por lo que Angela me había informado.

En la tarde en grupo nos fuimos a dar un paseo por las ruinas de “Kotosh”, los reflejos de los rayos del sol, la temperatura era palpitante, cruzamos un pequeño rio  "San Sebastian" por un puente colgante haciendo nuestro ingreso. En un lugar conservado observamos frente a ello “Manos cruzados” resto arqueológico, es considerado como uno de los templos más antiguos del Perú y de América. 

La movilidad nos dirigía al centro de la ciudad recorriendo las vistosas calles; llegamos a la plaza de armas, una fotografía junto a la iglesia católica, legado del pasado colonia española era genial para el recuerdo; en el lugar había una feria gastronómica y un centro artesanal, ingresamos para comprar reliquias, kin kong, dulces, chocolates, etc.
Seguido a ello nos fuimos a una laguna rodeada de pastos y árboles oriundos del lugar; algunos patillos y aves suelen encontrase en ella.

La noche en Huánuco siempre brilla, un panorama perfecto para una cena inolvidable en el patio de comidas desde el moll de Real Plaza, un bello panorama con destellos luminosos, teníamos una reunión de amigos de diferentes partes del país en la “Discoteca kilombo” brindando por nuestra amistad; Jean Bardales un gran amigo mostrando su original baile, José Marcelo, un gran amigo agradecemos por el gran acogimiento por el grupo de Barranca que estuvo en este evento realizado.

Antes de irme a dormir pensaba que habría momentos que uno he de preguntarse; entonces como vamos a volver a casa; recorrer mil caminos y que algún día recordar el cielo azulado en un pueblo acogedor.


 “Todo será como lo desee,
 después me acuerdo que soy un pequeño hombre

 que creció valiente al amparo de un miedo”

Despejó la neblina lentamente hasta llegar el amanecer, nos despediríamos de Huanuco y su cielo azulado.07-05-16






















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